La fibra la podríamos definir como una esponja vegetal que recorre todo el tracto intestinal hasta ser eliminada por las deposiciones. Se trata de una serie de moléculas que el aparato digestivo no puede asimilar. Es un material de higiene interior que resulta imprescindible para evitar, por ejemplo, el problema tan frecuente del estreñimiento.
Si tomamos fibra en nuestra alimentación tenemos un aliado importante para regular y frenar la absorción de los hidratos de carbono y las grasas.
La fibra ayuda a prevenir y aliviar diversas enfermedades del aparato intestinal, incluido el cáncer. Es también un elemento fundamental para intentar evitar o en su caso tratar, enfermedades como la diabetes y las dolencias cardiovasculares que pueden surgir por el exceso de colesterol y los triglicéridos.

¿Todas las fibras son iguales?

No, pero todas son benéficas para el organismo, a su manera. Mientras que todas las fibras tienen algo en común (que no son digeridas por el organismo), cada fibra tiene sus características específicas.

Hay dos clases fibra alimentaria: la insoluble, que es la fibra que la mayoría de las personas conoce. Entre estos destacan las frutas, verduras, legumbres y en los cereales integrales, y la soluble que forma una especie de gel muy saludable en nuestros intestinos, encontrándose en las espinacas, las habas, los guisantes, los frutos secos, los cereales (especialmente la avena), legumbres como la soya, los porotos, las frutas como la papaya, la cascara de manzana, el mango o los damascos secos.

Funciones de la fibra

La fibra insoluble evita el estreñimiento, es desintoxicante, aporta sensación de saciedad, previene las hemorroides y el cáncer de colon ya que ayuda a aumentar el volumen fecal eliminando así más fácilmente los desechos ya que se acelera el tránsito intestinal.

La fibra soluble ayuda a prevenir enfermedades cardiovasculares, tiene efecto saciante. Es de gran ayuda en dietas adelgazantes ya que absorben mucha agua y provocan una gran sensación de saciedad. Para que sea más eficaz la fibra alimentaria soluble debe consumirse con bastante agua o líquido.

Cuanto consumir:

En general se aconseja consumir entre 30 y 40 g. diarios de fibra alimentaria. Lo ideal sería que la mitad de la ingesta de fibra alimentaria fuera soluble y la otra mitad insoluble. Es muy importante tomar ambos tipos de fibra alimentaria. Es importante para todo el mundo pero especialmente para gente con colesterol, que consuman demasiada carne, con obesidad o con tendencia al estreñimiento.
Cuando buscamos un gran aporte de fibra alimentaria no hemos de olvidar tomarla también en forma de algún alimento crudo (frutas y ensaladas) a fin de que no pierda parte de sus propiedades con la cocción.

¿Ocurre algo si tomamos demasiada fibra alimentaria?

Algunas personas observan que les provoca gases y/o hinchazón abdominal.
Algunos especialistas dicen que podría dificultar la absorción de algunos minerales como el zinc, el hierro y el calcio.

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