Después de un comilón mes de septiembre, lleno de empanadas, choripanes y mucha carne, esos kilitos demás nos pasan la cuenta. Nos nos queda más, que cambiar nuestros hábitos alimentarios y elegir una dieta balanceada.

Muchas son las personas que empiezan con dietas bajas en calorías, que limitan la ingesta de calorías a un máximo diario. Estas dietas raramente son efectivas para una pérdida de peso duradera y a menudo NO proveen los nutrientes que su cuerpo necesita, provocando más ansiedad, no solo por necesitar más calorías, sino también por precisar alimento, algo que no es fácil distinguir y que a menudo acaba traduciéndose en devorar un chocolate para conseguir algo de energía y un momento de alivio y satisfacción.

Cuando se limita el consumo de calorías, el cuerpo modifica su metabolismo para obtener energía que necesita de las reservas de grasa. El periodo de adaptación dura solo unos cuantos días y suele ir acompañado de ansiedad, hambre, dolores de cabeza y un nivel de energía bajo.

Por eso, no se equivoque a la hora de cambiar sus hábitos alimentarios, elija aquellos alimentos que nos proveen los nutrientes necesarios para nuestro cuerpo. Haga hincapié en las frutas, vegetales, granos enteros, leche y productos lácteos descremados o con poca grasa, carnes magras, pollo, pescado, huevos y nueces y limitar las grasas saturadas, grasas trans, colesterol, sal (sodio) y azúcares agregadas.

La clave de todo esto es controlar las porciones. Cuando está tratando de adelgazar, aún puede seguir comiendo sus comidas favoritas, siempre y cuando le preste atención a la cantidad de calorías que consume.

Verónica Rivera – Mª Belén Rodrigo
Nutricionistas.

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